¿Por qué la brevedad de la vida nos invita a vivir con más sentido?

Un concepto plasmado de manera memorable por Ernesto Sabato

Resumen

Este artículo examina la idea de que la brevedad de la vida es fuente de significado y urgencia, un concepto plasmado de manera memorable por Ernesto Sabato. Basándose en sus reflexiones —sobre todo en su afirmación de que “la vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse” (Sobre héroes y tumbas, 1961)— este estudio explora cómo la conciencia de la muerte nos impulsa a comprometernos con pasión y propósito en nuestra existencia. En diálogo con las ideas de Séneca, Carl Jung y Martin Heidegger, el artículo aborda la importancia de vivir con intensidad, cumplir con el destino propio y tomar decisiones éticas que conviertan el sufrimiento en fuerza creativa.

La brevedad de la vida según Ernesto Sabato

A lo largo de la historia, la conciencia de la finitud ha sido una fuente inagotable de reflexión filosófica y literaria. Ernesto Sabato, uno de los grandes escritores del siglo XX, capturó en una frase la paradoja fundamental de la existencia humana:

“La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse.”

— Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas (1961, p. 141, ed. Losada)

Esta afirmación, lejos de inducir al nihilismo, se presenta como un llamado a la acción: la brevedad de la vida confiere valor a cada elección, transformando la inevitabilidad de la muerte en un incentivo para vivir con intensidad y compromiso.

Además, este artículo se propone analizar y exponer, desde esta óptica, cómo el reconocimiento de nuestra propia mortalidad puede (y debe) orientar la búsqueda de una existencia plena y auténtica.

Sabato concibe la finitud humana no como un obstáculo, sino como la condición que otorga urgencia y sentido a nuestras decisiones. La escasez del tiempo disponible exige que el “oficio de vivir” se practique con pasión; de lo contrario, corremos el riesgo de llevar una existencia superficial. Esta visión se contrapone a la inercia de quienes postergan indefinidamente sus compromisos, atrapados en la ilusión de que siempre hay tiempo. Esta actitud nos remite a lo que Carl Gustav Jung denominó el arquetipo del puer aeternus, es decir, una inmadurez emocional marcada por la evasión de la realidad y el rechazo a asumir responsabilidades.

Aunque Sabato no menciona explícitamente este arquetipo, su crítica a la evasión vital entra en resonancia con la advertencia de Jung sobre los peligros de una vida estancada en la potencialidad, sin llegar nunca a la acción concreta.

Se asienta en la convicción de que cada instante cuenta y que el enfrentarse a la muerte, como límite ineludible, es la llama que enciende la creación y el compromiso personal. En palabras de Sabato, aprender a vivir es, irónicamente, aprender a morir: aceptar que hay un fin y, por ello, darle la debida trascendencia a cada acción.

El valor ético y existencial de la urgencia

La finitud de la vida actúa como catalizador que nos obliga a centrarnos en lo que realmente importa. Desde el punto de vista existencial, el temor y la ansiedad ante la muerte son, en realidad, recordatorios constantes de que nuestras elecciones tienen un peso insoslayable.

Este enfoque tiene raíces profundas en la filosofía clásica. En De brevitate vitae (c. 49–55 d.C.), Séneca plantea que no es la vida la que es breve, sino que nosotros la desperdiciamos:

“No disponemos de poco tiempo, sino que perdemos mucho.”

— Séneca, De brevitate vitae, §1

El filósofo estoico insta a no malgastar el tiempo en trivialidades, sino a vivir de forma auténtica y presente. La urgencia de Sabato refuerza esta idea: cada día cuenta, y no actuar con decisión es permitir que la vida se diluya entre excusas y miedos.

Esta visión también encuentra eco en el pensamiento de Martin Heidegger. En Sein und Zeit (Ser y tiempo, 1927), Heidegger sostiene que solo al reconocer la inevitabilidad de la muerte —lo que llama Sein-zum-Tode o “ser-hacia-la-muerte”— el ser humano puede vivir de manera auténtica. La temporalidad, y no la eternidad, es lo que otorga estructura y sentido a nuestra existencia. La muerte, entendida como posibilidad constante, no paraliza, sino que clarifica.

Vivir intensamente: el compromiso transformador

Desde esta perspectiva, la propuesta sabatiana consiste en no conformarse con una vida de aparente seguridad o postergación. Vivir intensamente significa aceptar que cada elección conlleva la renuncia a otras, pero que esta renuncia es el precio de una vida auténtica. El riesgo, el compromiso y la acción se convierten así en elementos esenciales para construir una existencia con sentido.

Al reconocer la brevedad de la vida, se nos invita a salir del simulacro, a dejar de “jugar a vivir”. La conciencia de la muerte no es una condena, sino una brújula que dirige nuestras decisiones.

Esta idea también es desarrollada por Dean Rickles en su obra Life is Short: An Appropriately Brief Guide to Making It More Meaningful (2022), donde afirma que asumir la finitud puede ser liberador. Rickles propone una vida construida a partir de decisiones auténticas, conscientes y significativas, frente al vacío que produce la dilación existencial.

Diálogo con otras perspectivas filosóficas

Aunque Sabato ofrece una mirada profundamente personal, su pensamiento dialoga con múltiples tradiciones filosóficas:

  • Séneca: Afirma que el problema no es la brevedad del tiempo, sino su mala administración. Su llamado a vivir con intención se alinea con el énfasis sabatiano en el valor de cada instante.
  • Carl Gustav Jung: En Symbols of Transformation (1912) y The Archetypes and the Collective Unconscious (1959), desarrolla el arquetipo del puer aeternus como símbolo de la evasión del compromiso. Sabato no lo menciona directamente, pero su crítica a quienes viven sin asumir decisiones resuena con este concepto.
  • Martin Heidegger: En Ser y tiempo (1927), Heidegger afirma que el ser auténtico solo emerge cuando se enfrenta a la muerte como posibilidad propia e intransferible. Este “ser hacia la muerte” se convierte en la condición de posibilidad de una vida con sentido.

Estas perspectivas convergen en una idea central: la brevedad de la vida no debe llevarnos a la desesperación, sino a un compromiso radical con uno mismo y con el mundo. La urgencia se convierte, así, en oportunidad.

Conclusión

La célebre afirmación de Ernesto Sabato sobre la brevedad de la vida constituye un llamado ineludible a vivir con intensidad y sentido. El reconocimiento de la muerte como límite inevitable no debe generar parálisis ni nihilismo, sino encender en cada persona el deseo de convertir cada instante en una obra significativa.

Asumir esta condición implica adoptar una postura ética ante la existencia: transformar el sufrimiento, la incertidumbre y la finitud en fuentes de creatividad, amor y autenticidad. Como bien señala Sabato, aprender el “oficio de vivir” es, en definitiva, aprender a morir con dignidad. Aprovechar el tiempo es un acto de resistencia ante el sinsentido, y cada acción consciente es testimonio de la trascendencia humana.


Referencias

  •  Heidegger, M. (1927). Sein und Zeit [Ser y tiempo]. Ed. española: (2006). Santiago: Editorial Trotta.
  • Jung, C. G. (1959). The Archetypes and the Collective Unconscious. Princeton University Press.
  • Rickles, D. (2022). Life is Short: An Appropriately Brief Guide to Making It More Meaningful. Princeton University Press.
  • Sabato, E. (1961). Sobre héroes y tumbas. Buenos Aires: Editorial Losada.
  • Sabato, E. (2000). La Resistencia. Buenos Aires: Seix Barral.
  • Séneca, L. A. (c. 49–55 d.C.). De brevitate vitae. Ed. bilingüe: (2003). Madrid: Gredos.
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