La herida de traición se forma en la infancia cuando un niño se siente traicionado por una figura de autoridad o alguien de confianza. Esta herida se manifiesta en la vida adulta como una fuerte necesidad de control y desconfianza, especialmente en situaciones donde se teme la repetición de ese dolor.
Características Principales
- Desconfianza: Estas personas tienen dificultades para confiar, siempre anticipando que alguien les fallará. Además, detestan la mentira.
- Celos: El miedo a ser traicionados genera celos intensos, especialmente en relaciones cercanas.
- Control: Para evitar sentirse vulnerables, desarrollan un deseo de controlar su entorno, buscando evitar nuevas traiciones. Por ejemplo, pueden tener una obsesión con la puntualidad.
Para protegerse, adoptan una máscara de controlador:
- Necesitan que las cosas se hagan a su manera, y pueden manipular para mantener ese control.
- Pueden ser muy rígidos y les cuesta adaptarse a cambios fuera de su control, lo que aumenta su ansiedad.
Hacia donde avanzar
Sanar esta herida implica reconocer su existencia, aprender a confiar y soltar el control. Pero sobre todo, trabajar en la historia que existe detrás de esto, será clave para superar este miedo a la traición.
Si te identificas con esta herida, busca apoyo profesional y trabaja en ti mismo para construir relaciones más saludables.