A propósito de mi participación esta semana en el pódcast Mentes Curiosas, donde tuve el honor de conversar con la Dra. Massiel Sánchez y Claudio Jiménez sobre un tema fascinante y profundamente transformador: el trauma generacional. Quiero hablar un poco más sobre este concepto, cada vez más reconocido en los campos tradicionales de la salud y las ciencias sociales, que nos invita a reflexionar sobre cómo las experiencias de generaciones pasadas pueden influir en nuestras emociones, decisiones e incluso en nuestra biología.
Durante la entrevista, abordamos cuestiones clave que resonaron profundamente no solo por su relevancia científica, sino también por su impacto en nuestras vidas cotidianas. Abrimos con el tema sobre cómo la ciencia ha demostrado que los traumas se pueden heredar, exploramos el papel de los secretos familiares como contribuyentes al trauma, y analizamos la responsabilidad de las sociedades y gobiernos en abordar estos traumas. Además, compartimos algunas técnicas de sanación efectivas que pueden ayudar a las personas a liberar estas heridas y avanzar hacia el bienestar.
Este artículo es especialmente para los lectores curiosos que quieran profundizar en este apasionante tema. Tiene como objetivo extender la conversación, apoyando y complementando las ideas discutidas en el pódcast, sobre todo profundizar en la primera pregunta que surgió durante nuestra conversación:
¿Ha demostrado la ciencia que los traumas se pueden heredar?
La idea de que los traumas se heredan ha sido ampliamente estudiada y está respaldada por diversos enfoques científicos y filosóficos que conectan la biología, la psicología, la física y las dinámicas familiares. La ciencia ha avanzado significativamente en demostrar que los traumas pueden heredarse a través de diversas líneas de investigación, pero como ocurre con cualquier campo emergente, la evidencia está en constante evolución. Sin embargo, los datos actuales ofrecen un respaldo sólido a esta idea, especialmente en áreas como la epigenética, la neurociencia y la psicología transgeneracional.
Estudios cientificos
Uno de los campos de investigación más relevantes es la epigenética, que estudia cómo las experiencias de vida pueden alterar la expresión genética sin cambiar la secuencia de ADN. Estas modificaciones, como la metilación del ADN, pueden influir en cómo se activan o desactivan ciertos genes y pueden transmitirse a las generaciones futuras.
El impacto del trauma en generaciones sucesivas se ha estudiado ampliamente, y un ejemplo muy citado es el de investigaciones sobre los descendientes de sobrevivientes del Holocausto. Estudios liderados por Rachel Yehuda en Mount Sinai encontraron que los cambios epigenéticos inducidos por el trauma de los padres pueden transmitirse a sus hijos. Estos descendientes mostraron alteraciones en los genes asociados al manejo del estrés, similares a las de sus padres, lo que sugiere una transmisión intergeneracional del trauma. También estudios en animales: Experimentos con ratones han demostrado que el estrés en generaciones anteriores afecta la respuesta al estrés en las generaciones siguientes.
Bruce Lipton en La Biología de la Creencia resalta cómo nuestras creencias y experiencias influyen en la expresión genética. Según Lipton, los traumas no solo afectan el ADN, sino que también modifican su expresión epigenética, un mecanismo que puede explicar la transmisión de traumas.
Por otro lado, en la década de los 50, la psicóloga Josephine Hilgard, durante su periodo de trabajo en el Hospital Psiquiátrico de la Universidad de Stanford, se dedicó a revisar los expedientes de los pacientes que ingresaban por episodios psicóticos. A través de un análisis meticuloso, Hilgard comenzó a notar un patrón sorprendente: muchos de los pacientes psicóticos tuvieron su primer brote cuando tenían la edad en la que su padre falleció y o uno de sus hijos alcanzaba la misma edad que tuvo cuando perdió a su progenitor.
Uno de los hallazgos más significativos de Hilgard fue la recurrencia de los episodios psicóticos en fechas específicas. Por ejemplo, un paciente que sufría un brote psicótico el 10 de noviembre podría haber perdido a su madre en esa misma fecha años atrás. Este patrón se repitió en varios casos, lo que la llevó a concluir que los aniversarios de eventos traumáticos tenían un impacto profundo en la salud mental de las personas.
Hilgard también observó que no solo los traumas directos influían en estos patrones, sino que los eventos significativos vividos por los padres también podían desencadenar respuestas en los hijos. Esto sugirió que los traumas y las experiencias emocionales intensas podían transmitirse a través de generaciones, manifestándose en fechas específicas en los descendientes.
Además, Anne Ancelin Schützenberger, en su obra ¡Ay, mis ancestros!, amplía este concepto desde la perspectiva Transgeneracional, aludiendo a cómo las experiencias no resueltas de generaciones pasadas pueden influir emocionalmente en los descendientes, que son interpretadas como "mandatos" para los descendientes.
Su trabajo analiza la repetición de fechas y patrones de conducta en árboles genealógicos, mostrando cómo los conflictos no resueltos pueden manifestarse en síntomas emocionales y físicos. Por ejemplo, en pacientes con esquizofrenia tratados en instituciones psiquiátricas, se observó que algunos conectaban sus síntomas con eventos traumáticos familiares que desconocían conscientemente. Esto sugiere una transmisión de memoria emocional o inconsciente a través de generaciones.
Y cuando hablamos de avances significativos en los estudios del trauma generacional, se debe mencionar a Ivan Boszormenyi-Nagy, quien desarrolló el concepto de las lealtades invisibles, explicando cómo las dinámicas familiares y las expectativas no expresadas se transmiten inconscientemente entre generaciones. Estas lealtades pueden perpetuar traumas al replicar patrones de comportamiento.
También hay que mencionar los estudios sobre los cambios en la estructura cerebral, realizados por el Dr. Ryke Geerd Hamer, creador de la Nueva Medicina Germánica, conecta las experiencias traumáticas con la activación de programas biológicos específicos en el cerebro. Estos programas se activan para enfrentar el conflicto y, según Hamer, pueden heredarse en forma de predisposiciones a ciertas enfermedades.
Importante también revisar el trabajo del científico Robert Lanza, con su teoría del Biocentrismo, sugiere que la conciencia y las experiencias pueden estar entrelazadas con la biología y, potencialmente, influir en generaciones futuras a través de mecanismos aún no del todo comprendidos.
Tampoco puede faltar David Bohm, con su Teoría de la Totalidad y el Orden Implicado, que sugiere que toda la información del universo, incluidas las experiencias humanas, está interconectada y almacenada en un campo unificado. Esto resuena con la idea de que los traumas no son eventos aislados, sino que dejan una huella en el sistema familiar o colectivo.
Y por último, pero no menos importante, los estudios sobre el trauma colectivo de Rupert Sheldrake que propone la teoría de los Campos mórficos, que postula que la información y las experiencias pueden almacenarse en un campo colectivo y afectar a otros miembros de una especie.
Se apoya en una explicación metafísica: los traumas no resueltos generan campos energéticos que afectan a los miembros de una familia o comunidad, incluso si no están físicamente conectados. Según Sheldrake, estos campos mantienen patrones de información que pueden influir en comportamientos y experiencias. Y no solo lo no resuelto, sino también la pequeña evolución que va integrando cada ser.
Cada criatura, la mariposa, que emigra, sigue un camino recorrido, los delfines, las ardillas, gatos, conejos, perritos y otros animales que desde que nacen muestran comportamiento característico de su especie.
Esta es una lista muy corta. Luego haré la segunda parte. Si esta información te resonó, te sorprendió o incluso te pareció poco probable, me encantaría conocer tu opinión. Reflexionar sobre estos temas, independientemente de nuestras conclusiones, nos invita a hacernos preguntas que pueden llevarnos hacia un mayor entendimiento de nosotros mismos y de nuestras historias familiares.
Déjame saber tus pensamientos en los comentarios del video de Mentes Curiosas o reaccionando a esta publicación.
Siempre es válido cuestionar, reflexionar y seguir explorando.
Referencias
- Yehuda, Rachel. Moun Sinai Yehuda, Rachel. "Intergenerational transmission of trauma effects: Putative mechanisms." The British Journal of Psychiatry, 2018.
- Lipton, Bruce. La biología de la creencia, 2023
- Hilgard, Josephine. Hypnosis in the relief of pain, 1994
- Schützenberger, Anne Ancelin. ¡Ay, mis ancestros!
- Boszormenyi-Nagy, Ivan. Lealtades invisibles, 2013
- Hamer, Ryke Geerd. Las 5 Leyes Biologicas y la Nueva Medicina del Doctor Hamer, 2013
- Lanza, Robert. Biocentrismo, 2012
- Bohm, David. La totalidad y el orden implicado, 1988
- Sheldrake, Rupert. La presencia del pasado: Resonancia mórfica y hábitos de la naturaleza, 1990